Proyección Recuperación Económica Colombia

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Fondo Monetario Internacional: “Una Recuperación Resistente con Desafíos a Mediano Plazo”

La recuperación económica de Colombia está tomando impulso a aun teniendo en cuenta la desaceleración del crecimiento global; esta recuperación ha sido jalonada principalmente por la demanda interna, y de acuerdo con las proyecciones del FMI para el 2019 se espera un crecimiento aproximado al 3,5% en contraste con el 2,7% correspondiente al año 2018. El apoyo que ofrecen las políticas ha generado que a pesar de una demanda externa débil y de la volatilidad de los precios del petróleo, las perspectivas para Colombia sean beneficiadas e impulsadas por la menor carga tributaria prevista en la Ley de Financiamiento para las empresas y un mayor gasto fiscal. La migración desde Venezuela ha aumentado la demanda, especialmente de servicios, el crecimiento del crédito especialmente en el sector empresarial debería mejorar junto una economía en expansión; la inflación cerró el año cerca de la meta fijada por el Banco de la República y las presiones sobre los precios continúan controladas.

El déficit de la cuenta corriente fue del 3,8% del PIB en 2018 y es probable que los desequilibrios externos permanezcan elevados este año, puesto que la demanda interna ha impulsado las importaciones, incluso las de bienes de inversión, mientras que las exportaciones no petroleras continúan siendo lentas. Sin embargo, la cuenta corriente se ha financiado con holgura, principalmente mediante una estable inversión extranjera directa y flujos importantes de inversiones de portafolio provenientes de una base más diversificada de inversionistas extranjeros. Sin embargo, en ausencia de medidas adicionales en materia de políticas o de un aumento en los precios del petróleo, el ajuste externo para reducir considerablemente el déficit comercial y el déficit de la cuenta corriente representarán un desafío en el mediano plazo.

Es de destacar que más de 1 millón de migrantes provenientes de Venezuela residen actualmente en Colombia, mientras que muchos más han pasado por el país en tránsito o han cruzado la frontera temporalmente. Es digno de encomio el firme compromiso que ha asumido Colombia de brindar a estos migrantes ayuda humanitaria incluyendo servicios de salud y educación, además de otorgarles permisos de trabajo para ayudarles a integrarse a la economía. Se estima que, en el corto plazo, los correspondientes costos fiscales representarán cerca de 0,5% del PIB. Mirando más allá de los costos de ajuste en el corto plazo, los recientes flujos migratorios deberán aumentar en el tiempo el potencial de crecimiento de Colombia.

El menor crecimiento global, en medio de un entorno de creciente proteccionismo, supone riesgos para las exportaciones colombianas y aunque han disminuido las expectativas que tenía el mercado con respecto a un alza en las tasas de interés en Estados Unidos, el repentino endurecimiento de las condiciones financieras globales continúa siendo un riesgo. En el frente doméstico, es posible que no se concrete completamente la recuperación proyectada de la inversión por parte del sector empresarial colombiano, especialmente si el gasto en infraestructura y construcción sigue siendo lento.

En el contexto de un sólido crecimiento de la demanda interna y aumento del déficit externo, el gobierno central debería reducir el déficit fiscal a 2,4%, en línea con la regla fiscal. Si los costos fiscales relacionados con la migración resultan mayores o más persistentes que lo esperado, se podría considerar flexibilidad en la regla a través de la cláusula de escape bajo condiciones estrictas para salvaguardar el Marco Fiscal de Mediano Plazo. Al nivel de los gobiernos sub- nacionales, un mayor gasto por parte de los gobiernos locales—que tienen mayor espacio fiscal debido a una menor ejecución presupuestal—podría proporcionar un estímulo que beneficiaría a la recuperación ya iniciada.

Se aproximan mayores desafíos fiscales que requerirán esfuerzos en materia de políticas estructurales. Siendo una pieza clave dentro de los sólidos marcos de política que tiene Colombia, el MFMP incluye la meta de la regla fiscal de un déficit estructural de uno por ciento del PIB para 2022. Dentro de este marco de ajuste presupuestal, es posible que persistan por algún tiempo presiones de gasto debido a los costos fiscales relacionados con la migración. Entre tanto, la Ley de Financiamiento debería impulsar la inversión, pero puede llevar a menores ingresos a medida que entre en efecto la reducción en la carga tributaria para las empresas desde 2020 en adelante. Frente a este contexto, Colombia debería considerar la posibilidad de tomar medidas estructurales con respecto a los ingresos como al gasto, con el fin de reforzar su MFMP:

Dados un ingreso tributario relativamente bajo (como porcentaje del PIB), un objetivo de mediano plazo que elevase gradualmente el recaudo tributario del gobierno central en 2-3 por ciento del PIB ayudaría a proteger los gastos claves de inversión pública y de programas sociales, a construir reservas fiscales, y a reducir la deuda pública en el mediano plazo. Las medidas incluirían una simplificación tributaria, como, por ejemplo, la eliminación de muchos de los regímenes preferenciales para las sociedades; una ampliación de la base de las personas naturales obligadas a declarar renta e IVA, pero con atención a la progresividad y a la protección de los más vulnerables; y una mejora a la eficiencia tanto de la administración como del recaudo de los impuestos. En este punto, la misión aprueba los esfuerzos realizados por las autoridades para mejorar los sistemas informáticos, la nómina y la capacitación del personal de la DIAN.

Fuente: https://www.imf.org/es/News/Articles/2019/03/08/mcs030819-colombia-staff-concluding-statement-of-the-2019-article-iv-mission